domingo, 26 de diciembre de 2010

Elegía al pedo

En esta vida fugaz
peder es muy necesario
mas hacerlo con estruendo
es de ser mal educado.

Es tal la necesidad
de soltar aires por bajo
que en el mismo diccionario
“pedo”, recogido está.

Hay que hacerlo cuando venga
natural sin forzarlo,
de manera intelectual
buscando en el diccionario
en que “entrada” pederás.

Pedernal, quien pede duro.

El pederasta...seguro,
con el culo de los demás.

El pedigüeño, pidiendo.

El Pedestre, cuando corre.

Con los piés el Podólogo.

Enseñando el Pedagogo .

La Logopeda a hablar enseñando.

El Pedante presumiendo.

El Pedáneo, en cada pueblo.

Curando piés el Pedicuro.

Y para limpiar los piés
se inventó el Pediluvio.

Hasta una novia bonita
que pronto se va a casar
dicen que “pedida” está.

El Pediatra como un niño.

El Pedófilo en familia.

Y para peder rápido
se inventó el velocíPedo.

Las ladillas y los piojos
son Pedículus que “chinchan”.

Y para hundir un gran barco
hace falta un buen torPedo.

Mas si en un momento aciago
no te puedes reprimir
hazlo bajito...muy quedo
y si te sale un buen pedo
!presume de él, que carajo!
que todo el mundo se entere
de que culo ha surgido
ese estruendo tan sonado.

Cosa distinta es “la llufa”
porque es como de traidor,
cuando se esparce el olor,
pones cara de ofendido
y dices !marranos son!
y te quedas tan tranquilo.

Que se pregunten los otros
de que culo habrá salido
“efluvio” tan apestoso
que al “cotarro” tiene en vilo.

Pongo fin a esta elegía
con un dicho de mi abuelo:
“que no se rompan las tripas
por un puñado de viento”.

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